Cuando hablamos del término “monitoreo ambiental”, generalmente lo relacionamos de forma directa con actividades de monitoreo discreto. Es decir, con actividades de toma de muestra y ensayo realizadas en un período relativamente corto de tiempo (de horas a pocos días) que nos llevan a realizar una caracterización para obtener información de manera puntual y en unas condiciones determinadas.
Todo ello nos lleva a obtener una imagen sobre la situación de las emisiones o calidad del aire en un momento determinado y para unas condiciones que serán las del período discreto de duración de los muestreos y ensayos. Ahora bien, ¿por qué no aprovechar las ventajas que nos puede ofrecer un monitoreo continuo para realizar este monitoreo ambiental? Las normas ambientales y técnicas de medición han evolucionado, y es posible diseñar e implementar sistemas de analizadores para llevar a cabo el monitoreo.
Mediante estas actividades de monitoreo ambiental obtenemos información por ejemplo de emisiones por chimenea, en una situación determinada de operación de nuestro proceso, con consumo de combustibles y procesamiento de materias primas de características determinadas. Igualmente, obtendremos también información sobre la calidad del aire del entorno en unas condiciones meteorológicas determinadas, situaciones ambientales dependientes de la estación del año en la que nos encontremos, etc.
Los motivos para implementar sistemas de monitoreo continuo de emisiones (CEMS) pueden ser variados, generalmente ligados a una exigencia legal por parte de la Autoridad. Si bien también se puede obtener del CEMS una información valiosa y que nos permita satisfacer, no solo el cumplimiento legal, sino también realizar una adecuada supervisión de nuestro proceso productivo de forma continuada. Por ello, es posible realizar parte de los procesos de operación de planta considerando la información que se desprende de ese monitoreo ambiental desde el punto de vista de las emisiones.
Necesitamos un sistema de monitoreo ambiental de emisiones que sea robusto y fiable, cuyo diseño sea el adecuado a las emisiones que genera nuestro proceso, y que esté mantenido de forma adecuada, conforme a los protocolos y manuales establecidos. Además, es ideal que esté dotado de un sistema de adquisición de tratamiento de datos que no solo capte información de los parámetros objeto de medición, sino que también realice una supervisión completa del sistema y de su status de funcionamiento, así como que realice el tratamiento de datos necesario que permita la operación de la planta.
Los sistemas de monitoreo continuo de calidad del aire se diseñan para evaluar los niveles de concentración de ciertos parámetros en el entorno. Su gran ventaja frente a los sistemas generalmente utilizados en el monitoreo discreto es que permiten obtener gran cantidad de datos durante un largo período de tiempo.
Al incrementar ese período de tiempo durante el que obtenemos mediciones, podemos correlacionar los resultados con otras variables de influencia y así dar explicación a los fenómenos que nos encontremos: por ejemplo grupos de datos aparentemente anómalos. Las conclusiones nos permitirán aplicar cambios a la operación de nuestra planta, o bien determinar que esos fenómenos no están asociados al funcionamiento de nuestro proceso.
En este sentido, puede ser habitual encontrar niveles de concentración dispares para algunos parámetros según nos encontremos en estaciones verano-invierno, o grandes perturbaciones en concentración de material particulado, asociado a fenómenos puntuales como pueden se
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